Diarrea en los niños

La diarrea aguda consiste en un aumento en el número de deposiciones y/o una disminución en su consistencia de instauración rápida. Se puede acompañar de otros signos y síntomas como náuseas, vómitos, fiebre o dolor abdominal.

La causa más frecuente es una infección gastrointestinal por lo que se conoce también como gastroenteritis aguda de causa infecciosa.

Suele ser un proceso autolimitado en el que el principal riesgo es la deshidratación por la pérdida de líquidos que puede ser tan importante que ponga en riesgo la vida del niño.

Factores que se deben evaluar para estimar que tan deshidratado pueda estar un niño y qué medidas hay que tomar.

• Pérdida de la turgencia de la piel
• Respiración anormal
• Mucosa oral seca
• Ojos hundidos
• Llanto sin lágrimas
• Alteración del estado mental
• Disminución en la cantidad de orina producida.

No existe un tratamiento específico que esté demostrada su eficacia y el principal objetivo del tratamiento es prevenir la deshidratación y reponer los líquidos perdidos de manera adecuada. Para ello se deben utilizar los preparados para hidratación oral aprobados por la Organización Mundial de la Salud y distribuidos por la Secretaría de Salud en forma de sobres de Vida Suero Oral o como los preparados comerciales disponibles en nuestro país.

¿Cuándo llamar al pediatra?

Es importante que se solicite la valoración por parte del pediatra de manera temprana para prevenir las múltiples complicaciones que se pueden presentar debido a esta enfermedad y para recibir las indicaciones precisas sobre de qué manera administrar los líquidos y cuándo acudir a un hospital para su valoración de urgencia.

Recuerda que el bebé o niño con diarrea aguda no debe ir a guardería o colegio hasta que las deposiciones se normalicen.

• Cuando existan vómitos persistentes.
• En el caso de menores de dos meses.
• Si el niño hace más de ocho deposiciones al día o tiene diarrea con sangre.
• Si su hijo tiene alguna enfermedad crónica, por ejemplo, diabetes, insuficiencia renal.
•  Si la deshidratación es moderada o grave: más de seis horas sin orinar, si el niño está muy decaído, con mal estado general.

En caso de que se sospeche de una infección, bien sea por hongos o por bacterias, se debe consultar al pediatra antes de decidir aplicar algún tratamiento específico para estas infecciones.