18 Feb Nacimiento y apego
El ser humano es un individuo comunitario y desde el nacimiento necesita de la ayuda directa de seres humanos adultos para poder sobrevivir. La teoría del apego plantea que desde el nacimiento el bebé busca activamente la cercanía con las figuras de apego con el fin de maximizar su sentido de seguridad. Esta conducta determina el desarrollo de sistemas de interacción entre el cuidador y el infante.
La teoría del apego se planteó desde mediados del siglo XX por el psiquiatra británico John Bowlby así como por su colaboradora Mary Ainsworth. Realizaron estudios donde hallaron las diferentes respuestas en los niños tras ser expuestos a una situación transitoria de separación materna y caracterizaron lo que llamaron el apego seguro: el niño que se sabe cuidado, atendido y seguro reacciona con una búsqueda activa hacia el cuidador y con recuperación de la tranquilidad más rápida.
Se planteó que la interacción padres-bebé determina que el infante identifique conductas que resultan eficientes para provocar la respuesta del cuidador y desarrolla un sistema conductual de apego, que fomenta la proximidad y el contacto al enfrentarse con situaciones de estrés o peligro, real o imaginario.
Se ha encontrado desde entonces que el apego madre-bebé empieza a desarrollarse desde el momento mismo del nacimiento siendo este uno de los momentos más trascendentes y determinantes. La madre y el bebé tienen una necesidad fisiológica de permanecer juntos tras el nacimiento del bebé de manera inmediata y mantenerlos unidos es una práctica médica adecuada
La evidencia científica demuestra que se debe buscar el contacto piel-con-piel de manera inmediata e ininterrumpida después del nacimiento en todos los niños y madres que se encuentren clínicamente estables.
Lo que más necesitan madre y recién nacido después del nacimiento es permanecer juntos por los innumerables beneficios que plantea para ambos, buscando el contacto piel-con-piel prolongado, así como promover la lactancia materna temprana. Si se respeta y apoya esta conducta, se mejora el desarrollo de salud física y mental tanto en la madre como en su bebé. Por lo tanto, prevenir la separación, salvo en situaciones excepcionales, es una práctica médica segura, saludable y ética.
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