18 Mar Evaluación oftalmológica en niños
El desarrollo de la visión es un proceso continuo durante los primeros años de vida.
El recién nacido necesita percibir estímulos para que su sistema visual madure adecuadamente. Por ello, detectar de manera temprana trastornos visuales es importante para tratarlos, evitar secuelas irreversibles y para detectar casos de ceguera irreversible e iniciar programas de rehabilitación.
Trastornos visuales:
Los trastornos visuales más frecuentes en los niños son la ambliopía y los defectos de refracción, como la hipermetropía o la miopía (dificultad para ver de cerca o de lejos).
La ambliopía es la disminución de la agudeza visual sin causa identificable en el ojo y se asocia a factores de riesgo como el estrabismo o la caída del párpado.
El estrabismo puede aparecer hasta en un 5% de los niños que se resuelve en la mayoría de los bebés al mes de vida. Si persistiera, es necesario realizar la valoración oftalmológica para determinar necesidad de tratamiento.
Además de las alteraciones visuales, un problema común en los recién nacidos es el lagrimeo constante por la obstrucción de la vía lagrimal, lo cual puede conducir a infecciones frecuentes. En estos casos, el manejo suele ser conservador mediante masajes diarios sobre el saco lagrimal y lavados con suero fisiológico. En casos poco frecuentes puede ser necesario realizar algún tipo de intervención para liberar el conducto.
Recomendaciones
Se recomienda que se realicen valoraciones en el recién nacido por parte del pediatra de manera rutinaria. Es necesario realizar valoración por parte del oftalmólogo en algunos casos, por ejemplo, cuando el bebé fue prematuro, tiene algún signo de enfermedad ocular o antecedentes familiares de enfermedad ocular infantil.
La Academia Americana de Oftalmología recomienda que se realicen valoraciones también entre los 6-12 meses, entre los 12-36 meses y entre los 3-5 años. Menciona también que la agudeza visual debe evaluarse tan pronto como el niño tenga la edad suficiente para leer la tabla optométrica.
En la mayoría de los casos basta con la realización de exámenes de detección pero en situaciones especiales puede ser necesario que su pediatra lo refiera a un oftalmólogo para realizar una evaluación más completa.
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